Quién no recuerda a sus maestros?

Ellos marcan una etapa muy importante en nuestras vidas.

Son aquellos que saben transformarse en puentes e invitan a los niños a franquearlos; que comienzan su trabajo mucho antes de entrar al aula y terminan mucho después del timbre de salida; que eligen con cuidado las palabras justas para cada alumno porque saben quién necesita del cálido abrazo en el momento preciso, ese gesto que recordará siempre. Maestros que enseñan a compartir, a superar el fracaso, a soñar y que con su fervor abren las puertas a otros mundos.

Que saben que la base de toda educación es cuestión de corazón.

 

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